Cordón, Montevideo, Uruguay
Bastantes cosas habían pasado por mi cabeza, desde el infortunio sucedido dos noches atrás.
Lo primero fue que estaba realmente cansado de este sistema en el que vivimos, el cual crea seres sin ambición y destruye a los que si la tienen, un sistema debilitador, burócrata e hipócrita que (a mi opinión y como están dadas las cosas) difícilmente pueda mejorar con el tiempo. Es entonces que fui a la casa de mis padres a pasar mi domingo, sin contar nada de lo acontecido, y con un estado bastante bajonero. Transcurría la jornada viendo cuanta disciplina olímpica aparecía en la TV, hasta el punto que sinceramente me había olvidado del problema. Después de una larga charla intentando explicarle a mamá los motivos de mi viaje, cuales eran los planes de mi vida a futuro, etc... y siendo pasada la media tarde, que repentinamente me escribe un amigo que vive en otra parte del mundo; Se había enterado de lo sucedido y luego de conversar un rato, me menciona que efectivamente quizás pueda hacer algo por mí. Muchas cosas vinieron a mi mente en ese momento, la verdad, acepte dicha ayuda sea lo que fuere que me costara, y no voy a opinar al respecto, cada situación que pasaba reafirmaba lo que pensaba al principio. Lo bueno es que la vida me estaba enseñando mucho, primero que la ayuda puede venir desde los lados menos pensados, segundo que de un día a otro las situaciones pueden cambiar rotundamente. Y lo mas importante que efectivamente mi viaje había comenzado y ya estaba aprendiendo del mismo. Mi conclusión no era mas que: "A pesar de la adversidad, siempre hay una solución, es cuestión de buscarla." Aunque en este caso esperaba que llegue sola.
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